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Toledo acogerá el 11 de febrero la entrega del Premio Nacional de Tauromaquia: "La prohibición fomenta su crecimiento".

Toledo acogerá el 11 de febrero la entrega del Premio Nacional de Tauromaquia:

En un giro característico de los debates culturales contemporáneos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha defendido la tauromaquia al afirmar que “la libertad es también una tarde en una plaza de toros”. Sus palabras surgieron durante la presentación del nuevo Premio Nacional de Tauromaquia, un galardón que se fallará el próximo 11 de febrero en Toledo y cuya ceremonia se trasladará posteriormente al Senado, reflejando así la relevancia de este acto en el ámbito nacional.

Ayuso, en su discurso, destacó que el Premio es fruto de un acuerdo entre nueve comunidades autónomas y el Senado, argumentando que este reconocimiento no solo tiene un valor presente, sino también un prometedor futuro. Según la presidenta, los intentos de prohibir la tauromaquia solo servirán para incrementar su popularidad. Este planteamiento ha generado reacciones diversas, posicionando a Ayuso como una férrea defensora de esta tradición cultural que, para muchos, es vista simplemente como una forma de entretenimiento polémico.

En el evento, el presidente de la Fundación Toro de Lidia, Victorino Martín, anunció la composición del jurado del premio, que incluirá representantes del Senado, de diversas comunidades autónomas y personalidades destacadas del ámbito taurino. Este jurado también contará con la participación de reconocidos toreros, como Paco Ojeda y Juan José Padilla, quienes han sido galardonados en otras ediciones, estableciendo así un ecosistema de validación dentro del mundo taurino.

Al respecto, el presidente del Senado, Pedro Rollán, expresó su “agradecimiento” al ministro de Cultura, Ernest Urtasun, por la reciente supresión del galardón ministerial, alegando que esa prohibición ha llevado a un “rejuvenecimiento” y “refortalecimiento” de la tauromaquia. Estas declaraciones, en un contexto donde la tauromaquia enfrenta un creciente cuestionamiento social, ponen de manifiesto las tensiones entre la tradición cultural y los movimientos que abogan por cambios en la percepción y regulación de prácticas consideradas por muchos como arcaicas y poco éticas.

La controversia llegó a su punto álgido tras la decisión de Urtasun de suspender el Premio Nacional de Tauromaquia el pasado mes de mayo, un acto que recibió críticas incluso de figuras del PSOE como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Posteriormente, el Senado tomó la iniciativa de llevar a cabo la concesión del premio junto a la Fundación del Toro de Lidia, en un intento por institucionalizar y perpetuar una práctica que ha ido perdiendo apoyo entre sectores progresistas de la sociedad.

La presentación del galardón también atrajo a varias figuras conocidas del mundo taurino y político, incluyendo al famoso torero Julián López 'El Juli' y representantes de varias comunidades autónomas que celebraron la relevancia del evento. La viceconsejera de Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, Carmen Teresa Olmedo, subrayó la importancia de la tauromaquia como motor económico para la región, resaltando los 10,000 empleos generados y el impacto de 400 millones de euros que este sector aporta al desarrollo local.

Por otro lado, Olmedo defendió la tauromaquia como una expresión artística arraigada culturalmente, haciendo hincapié en la necesidad de incluir la tauromaquia en el ámbito cultural en lugar de excluirla. Su postura refleja una visión definida de lo que considera un evento cultural que trasciende las diferencias sociales y ideológicas, y que, según ella, debería ser reconocido y celebrado.

En una reflexión sobre el Premio Nacional de Tauromaquia, la viceconsejera hizo hincapié en que los galardones en este ámbito deben concederse no solo por justicia, sino por inteligencia, sugiriendo que las decisiones del gobierno actual no benefician el panorama cultural del país. Finalmente, tras la anulación del galardón por parte del ministro de Cultura, la Fundación Toro de Lidia ha logrado unificar esfuerzos con varias comunidades para asegurar la continuidad de esta tradición y su correspondiente reconocimiento, lanzando así un desafío a la creciente crítica en torno a la tauromaquia en la sociedad española.