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Escapa de la prisión al confesar el abuso sexual a su expareja y compañera de estudios en Ciudad Real.

Escapa de la prisión al confesar el abuso sexual a su expareja y compañera de estudios en Ciudad Real.

CIUDAD REAL, 21 de noviembre.

Un caso alarmante de abuso sexual ha salido a la luz en Ciudad Real, donde J.O.N., un joven de 21 años, ha admitido haber agredido sexualmente a su exnovia y compañera de estudios. Este reconocimiento de culpa ha llevado a que las autoridades judiciales reconsideren la pena, lo que ha resultado en una condena menor de la que se había solicitado inicialmente.

La Audiencia Provincial de Ciudad Real, en voz del juez de la Sección Segunda, ha dictado una sentencia que condena al acusado a dos años de prisión, aunque, al no contar con antecedentes penales y no haber riesgo de fuga o reincidencia, la pena ha sido suspendida. Esta medida refleja una respuesta a su arrepentimiento y el inicio de un proceso de reparación, en el cual el joven ha comenzado a pagar una compensación económica de 3.000 euros, de un total de 10.000, por el daño causado a la víctima.

A pesar de evitar la cárcel, J.O.N. tendrá que afrontar una serie de obligaciones. Deberá pagar la totalidad de los 10.000 euros en concepto de responsabilidad civil, participar en un programa de educación sexual y se le ha prohibido cualquier tipo de acercamiento y comunicación con la víctima, asegurando así su protección futura.

La víctima ha aportado su testimonio mediante videoconferencia desde una embajada española en un país de la Unión Europea, reafirmando la denuncia presentada por el abuso sexual que sufrió. Este testimonio es vital para entender la gravedad de los hechos y el impacto que han tenido en su vida.

Los incidentes ocurrieron en octubre de 2022, en el domicilio de los padres del acusado. Ambos habían estado en una relación romántica por cuatro años, aunque esta se había disuelto en junio de 2021. El encuentro había sido inicialmente para estudiar, pero tras finalizar, el acusado intentó persuadir a la víctima para mantener relaciones sexuales, a lo que ella se opuso. Sin embargo, J.O.N. ignoró su negativa, comenzando a desnudarse y, posteriormente, a masturbarse frente a ella.

La situación se tornó violenta cuando el joven, tras forzarla en la cama, desnudó a la víctima y, sin su consentimiento, le introdujo un dedo en su vagina, provocando que la denunciante quedara en estado de shock por la agresión. Esta interacción abusiva culminó con la víctima apresurándose a vestirse y salir del domicilio.

Poco después del ataque, el acusado intentó minimizar lo sucedido enviándole mensajes por WhatsApp, en los que se disculpaba y expresaba su entendimiento por el malestar causado. Frases como “sé que te has molestado” y “lo siento por haberte insistido” refuerzan la insensibilidad de su respuesta ante el dolor infligido a la víctima.