
ALBACETE, 2 de octubre. Un nuevo caso que pone en evidencia la necesidad de una regulación más estricta en el sector alimentario ha sido destapado por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. Durante una operación en un establecimiento que operaba ilegalmente en el municipio de Hellín, se descubrieron irregularidades serias, incluyendo la falta de licencia y el incumplimiento de las normas de salubridad.
La investigación, llevada a cabo por la Patrulla de Protección de la Naturaleza (Paprona) de la Guardia Civil de Hellín, se inició tras recibir informes sobre la posible elaboración y comercialización de productos cárnicos sin las autorizaciones pertinentes. Esto llevó a una inspección conjunta con inspectores de Salud Pública de la Delegación Provincial de Sanidad de Albacete, cuya labor es vital para garantizar la calidad y seguridad alimentaria.
En el momento de la inspección, se identificó a tres trabajadores que estaban involucrados en la producción de carnes como orejas, rabos y torreznos de cerdo. La situación era alarmante: estos individuos no solo trabajaban sin contrato, sino que también estaban fuera del sistema de Seguridad Social, lo que reflejó la precariedad en la que se desenvuelven muchos empleados de este sector.
Los inspectores encontraron condiciones de higiene inaceptables en el local, con una gran acumulación de suciedad y numerosas deficiencias en los procesos de elaboración. Por ejemplo, se observó una inadecuada ventilación durante la cocción, así como productos cárnicos en contacto con superficies oxidadas y no aptas, aumentando el riesgo sanitario para los consumidores. Además, la limpieza de los envases dejaba mucho que desear.
Frente a esta situación, los inspectores de Salud Pública decidieron levantar un acta y cerraron cautelarmente el establecimiento ante el evidente peligro que representaba para la salud pública. Además de proceder al cierre, los productos elaborados fueron inmovilizados para evitar su distribución en el mercado, protegiendo así a la población de posibles contaminantes.
El equipo de la Paprona ha iniciado las denuncias administrativas pertinentes, basadas en la falta de licencia y el incumplimiento de las normativas higiénicas y laborales. Este tipo de operaciones pone de manifiesto la importancia de la regulación en el sector alimentario y la necesidad de proteger tanto la salud pública como los derechos de los trabajadores.
La vigilancia de la calidad alimentaria es una función esencial del Servicio de Protección de la Naturaleza. A lo largo del año, se realizan múltiples campañas para inspeccionar diversos productos alimenticios, en colaboración con los inspectores de las Delegaciones Provinciales de Sanidad y de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, asegurando así estándares que garanticen la salud de la población.
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