Cáritas Ciudad Real solicita urgentes recursos adicionales para apoyar a las personas en situación de calle en el centro Jericó.

CIUDAD REAL, 14 de agosto. El Centro Jericó, una iniciativa fundamental gestionada por Cáritas Diocesana de Ciudad Real, está lanzando una alarmante advertencia sobre la disminución de los recursos económicos y humanos necesarios para brindar una atención de calidad a las personas sin hogar que buscan su ayuda.
La organización ha denunciado una notable reducción en el apoyo económico por parte de las administraciones en los últimos años, mientras que el número de personas que solicitan asistencia sigue en aumento.
Dolores García, educadora social del centro, expresó en una entrevista con Europa Press que “las administraciones están reduciendo las ayudas, lo que obliga a los trabajadores a multiplicar esfuerzos para atender a quienes llegan, ya que las necesidades son muchas”.
García también destacó que las personas que se acercan a Jericó a menudo buscan un espacio de descanso y recuperación, particularmente aquellas que llegan en condiciones de salud comprometidas.
El centro ofrece un proceso de acogida que suele durar entre tres y cuatro días, dependiendo de la situación de cada individuo. Este periodo puede extenderse hasta un mes y medio o dos meses, sirviendo como un primer paso hacia otras alternativas habitacionales, como la Casa de Abraham en Daimiel o pisos de autonomía.
Currentemente, el equipo del centro consta de seis trabajadores y más de 20 voluntarios, que ayudan a los usuarios a recuperar hábitos básicos de vida, incluyendo higiene personal, gestión del tiempo para actividades diarias, atención médica y la creación de un ambiente de convivencia saludable.
Sin embargo, algunos de los usuarios no siempre cumplen con las normas establecidas, lo que puede llevarles a abandonar el centro antes de completar el proceso de apoyo.
Elsa Alcázar, directora de Cáritas Interparroquial de Ciudad Real, detalló el proceso de acogida, enfatizando que Jericó se posiciona como “una puerta abierta”, donde cada caso se evalúa de manera individual y se establece un plan de acción adaptado a las necesidades de cada persona.
Los perfiles de quienes acuden a Jericó son variados: hay desde quienes han estado mucho tiempo en la calle, algunos con problemas de adicción, hasta aquellos que han caído en la indigencia por motivos como separaciones, la muerte de seres queridos o desahucios.
Un usuario compartió su experiencia al llegar al centro, donde recibió la ayuda que necesitaba en un momento crítico en su vida. “Vine sin nada y ahora, de repente, tengo mucho”, afirmó, resaltando que ha logrado encontrar un ambiente que se asemeja a “un núcleo familiar”.
En cuanto a la atención brindada por el personal del centro, el mismo usuario señaló que “hacen mucho más de lo que pueden”, pero subrayó que la implicación de las administraciones debe ser mucho mayor, ya que estos esfuerzos no deben ir acompañados de un recorte en recursos que amenazan la supervivencia de centros vitales.
Por su parte, Alicia Cotoruelo, otra beneficiaria del centro, contó que al llegar encontró “una familia” y pidió mayor apoyo para estas instalaciones, donde se sienten rodeados del cariño y realizan actividades cotidianas constructivas.
Las jornadas en Jericó se estructuran de manera que fomentan la convivencia, con actividades que van desde desayunos grupales hasta talleres de formación y espacios de escucha. Este entorno organizado representa para muchas personas su primer paso hacia la recuperación de una vida digna.
Juan García, educador social del centro, afirmó que “el programa de Jericó ofrece una buena oportunidad para crear un espacio donde las personas que necesitan ayuda puedan sentirse acompañadas de manera natural”.
A pesar de la colaboración de Cáritas con otras instituciones que trabajan para mejorar la vida de personas sin hogar, inmigrantes y mujeres, el esfuerzo no es suficiente ante la falta de financiamiento adecuado.
Las subvenciones públicas han ido decreciendo con los años, lo que dificulta cada vez más “mantener los centros” y ofrecer los programas que son imprescindibles para garantizar una atención adecuada.
Alcázar hizo un llamado a las administraciones, pidiendo que “den visibilidad a esta parte de nuestra sociedad, que está aquí y requiere apoyo”. También invitó a los ciudadanos a conocer más sobre la labor diaria de Cáritas y el Centro Jericó, que a menudo es más conocido por su relación con la iglesia que por su trabajo efectivo con las personas sin hogar.
Finalmente, subrayó la importancia de visibilizar el esfuerzo diario en Jericó con aquellos que enfrentan la dura realidad de la falta de hogar, “una situación que podría afectar a cualquiera de nosotros”.
Por ello, instó a todos a “empatizar e involucrarse”, acciones necesarias para generar un mayor entendimiento y compasión hacia quienes enfrentan circunstancias desfavorecidas en nuestra sociedad.
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