TOLEDO, 29 Feb.
El proyecto de investigación liderado por arqueólogos y académicos de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo ha descubierto un relieve visigodo en la localidad de Casarrubios del Monte. Este relieve, probablemente del siglo VII o principios del VIII, es un antecedente directo de la cruz de Oviedo, símbolo de la monarquía asturiana.
El relieve muestra una cruz griega anicónica, con brazos trapezoidales ensanchados hacia afuera y rematados en forma de 'media luna'. En los brazos horizontales cuelgan las letras griegas alfa (A) y omega (?), mientras que el brazo inferior se extiende en un astil o empuñadura. Representa una cruz litúrgica portátil que podía ser sostenida o colocada en un altar, y que comparte características iconográficas con la cruz de Oviedo.
Esta tipología de cruces continuó desarrollándose entre los siglos X y XII en los códices de los monasterios de los reinos cristianos hispanos medievales.
El rey Recaredo, responsable de la conversión de los visigodos arrianos al catolicismo, recibió en el año 599 una cruz con un fragmento de la cruz de Cristo, que se convirtió en un símbolo de poder divino, victoria sobre la muerte y protección en la batalla para el reino visigodo de Toledo.
Tras la conquista islámica de la península ibérica, los monarcas astures adoptaron los atributos iconográficos visigodos para legitimar su reino, convirtiendo la cruz en el emblema del reino y representándola en edificios religiosos y civiles del prerrománico asturiano.
El relieve de la cruz de Casarrubios del Monte tiene paralelos en un relieve de Narbona del siglo VII u VIII, mientras que su influencia en la iconografía de la cruz de Oviedo se refleja en obras como los relieves de Santa María del Naranco y el Monasterio de San Pelayo en Oviedo.
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