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Fuerzas armadas y medios de comunicación se unen para enfrentar la desinformación con innovación y proactividad.

Fuerzas armadas y medios de comunicación se unen para enfrentar la desinformación con innovación y proactividad.

TOLEDO, 25 de junio.

Este miércoles, en el marco del XXXVII Seminario Internacional de Seguridad y Defensa, se ha dado un espacio crucial para el diálogo entre expertos del periodismo y las fuerzas armadas, donde se ha resaltado la necesidad apremiante de adaptarse a las nuevas dinámicas de comunicación. Los participantes coincidieron en que es vital adoptar enfoques proactivos y mantener un nivel de atractivo en la información para que tanto las instituciones como los medios logren enfrentarse a la creciente ola de desinformación.

Entre los ponentes se encontraban figuras destacadas como Carlos Franganillo, director de Informativos Telecinco; el coronel Ángel Gómez de Agreda, especialista en análisis geopolítico, y el coronel José Luis Calvo, director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa del Ministerio de Defensa, quienes expusieron sus inquietudes sobre el fenómeno informativo contemporáneo.

Franganillo, al inicio de su intervención, subrayó que, aunque los medios tradicionales han visto una disminución de su influencia en los últimos años, el papel del periodismo es más relevante que nunca. Explicó que en la actualidad hay múltiples “ventanas” informativas, algunas de gran valor, mientras que otras contribuyen a la confusión y la intoxicación de la opinión pública.

El periodista enfatizó que estas nuevas plataformas representan una oportunidad significativa para que los ciudadanos busquen información contrastada y veraz en medio de la saturación informativa. "En un entorno repleto de ruido informativo, debemos ser un faro que guíe al público hacia la verdad", afirmó.

Además, instó a los profesionales de la comunicación a adaptarse a nuevas formas de informar, o de lo contrario, corren el riesgo de volverse irrelevantes. Franganillo sugirió que la lucha contra la desinformación requiere del uso de herramientas similares a las que emplean quienes difunden falsedades.

Enfatizó la necesidad de estar presentes en distintos foros comunicacionales y de simplificar los mensajes para llegar a un público diverso. "Reconocer que los códigos de comunicación han cambiado es esencial para no quedar atrás", añadió.

El coronel José Luis Calvo puso de manifiesto que la crisis económica de 2008 había desencadenado un déficit de credibilidad hacia las instituciones, lo que lleva a muchas personas a buscar alternativas en las redes sociales, donde proliferan teorías que cuestionan la veracidad oficial. "Las instituciones han fallado al ofrecer solo información positiva y formal, una estrategia que ha demostrado ser ineficaz", lamentó.

Calvo abogó por un enfoque proactivo en la comunicación institucional, que no se limite a reaccionar a la desinformación, sino que se adelante con mensajes claros y atractivos. Para él, esta honestidad implica a veces ser crítico y aceptar errores.

Desde la perspectiva militar, advirtió que las fuerzas armadas no deberían ser las encargadas de enfrentar la desinformación; esta tarea recae en un cuerpo político que trace las directrices adecuadas. "La función militar en este ámbito puede asociarse erróneamente a censura", subrayó.

El coronel Gómez de Agreda, por su parte, subrayó que en cualquier conflicto la narrativa es esencial. "Cada contienda comienza con una historia que debe ser bien comunicada", señaló, haciendo hincapié en que la falta de un relato atractivo puede convertir datos importantes en información irrelevante.

El especialista también destacó que en la sociedad actual hay una alarmante escasez de espíritu crítico para evaluar la información, lo que limita la capacidad de cuestionar y contextualizar lo que se presenta. "Es fundamental que adquiramos el poder de nombrar las cosas", concluyó, resaltando el papel polarizador de las redes sociales que tienden a encajonar a las personas en burbujas informativas donde la extrema opinión se convierte en la norma.