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Koki: Un zoológico toledano inclusivo y con esencia, hogar de 150 especies.

Koki: Un zoológico toledano inclusivo y con esencia, hogar de 150 especies.

TOLEDO, 30 de diciembre. En una celebración viva de la biodiversidad, el Zoo Koki se erige como un refugio de más de 150 especies de aves, mamíferos y reptiles provenientes de cuatro continentes, albergando además más de 300 especies de plantas. Ubicado en Val de Santo Domingo, Toledo, este parque zoológico y botánico fue creado en 1990 por tres hermanos de Extremadura, quienes tuvieron un sueño que ha crecido para convertirse en un compromiso con la conservación.

La Fundación Zoo Koki se encarga de gestionar este singular espacio, que abrió sus puertas de forma oficial en junio de 2018, marcando un hito en la conservación de especies en cautividad. Este zoológico se destaca por ser uno de los pocos privados en España, un lugar que no solo alberga a los animales, sino que también busca crear una conexión profunda entre las personas y la naturaleza.

El compromiso con la inclusión es palpable en cada rincón del zoológico, donde miles de visitantes con discapacidad han tenido la oportunidad de experimentar el entorno natural de manera directa, enriqueciendo sus vidas a través de experiencias sensoriales únicas. En declaraciones a Europa Press, Iñaki Hernández García, conservador de la Fundación e hijo de uno de los fundadores, recuerda cómo comenzó este proyecto como una colección privada, un espacio íntimo donde los hermanos compartían su amor por los animales, principalmente aquellos de carácter doméstico y exótico.

Los animales que hoy residen en Zoo Koki llegan a través de varias vías, todas ellas ajenas al comercio de fauna. La principal fuente es el intercambio dentro de la red de zoológicos de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), que representa el 70-80% de los ejemplares en el zoo. A través de estos canales, se fortalecen los programas de conservación ex situ, promoviendo la diversidad biológica.

Además, una parte importante de los animales en el parque proviene de rescates, donde fauna herida o afectada por desastres naturales recibe atención y la oportunidad de recuperación. Esta ayuda también se extiende a aquellos animales que, debido a su situación, no pueden ser liberados nuevamente, pero encuentran un hogar seguro en el zoológico o en otras instalaciones de protección.

Un porcentaje menor de los animales llega al zoo tras su decomiso por parte de entidades como el Seprona, en casos de tráfico ilegal o falta de documentación adecuada, asegurando así que estos seres tengan un lugar donde vivir y recibir el cuidado que necesitan.

La reproducción de especies también es un motivo de orgullo para la Fundación, que actualmente participa en 23 proyectos internacionales de conservación. Entre los logros, se destaca la reproducción del Órix de cuernos de cimitarra, un antílope que se consideraba extinto en el año 2000, y la mayor cifra de faisán de Vietnam en Europa, una especie que sufrió severas pérdidas durante la guerra en su país natal.

La obra social juega un rol fundamental en el trabajo de la Fundación, orientándose especialmente hacia personas con discapacidad y niños con autismo. En el último año, cerca de 3,500 personas con discapacidad participaron en talleres y actividades que les permiten desconectar de la rutina y disfrutar de una jornada diferente en contacto con la naturaleza.

Entre los animales que más cautivan a los visitantes están los jaguares y suricatas, aunque las verdaderas “estrellas” del zoo son sus adorables cabras. En el caso de los jaguares, el zoológico alberga a tres ejemplares, incluyendo a Felix, una pantera negra, y dos otros jaguares, Rudy y Neko, quienes han acumulado historias y vivencias que pintan un cuadro del desafío y la belleza en la preservación de estas especies.

Contrario a una simple ampliación del espacio, el enfoque del zoo se centra en la remodelación de instalaciones heredadas, adaptándolas para facilitar el acceso del público y ofreciendo una experiencia más cercana y visual, especialmente para los más pequeños.

La autofinanciación del Zoo Koki proviene de las visitas de particulares y del apoyo de empresas que apadrinan a diversos animales, una comunidad que colabora para que este espacio continúe operando y desarrollándose en la dirección de la conservación y la educación.

Iñaki comparte anécdotas entrañables sobre la vida en el zoológico, como el proceso minucioso requerido para integrar a un macho en el grupo de suricatas, resaltando la vitalidad de las relaciones sociales entre estos animales. La constitución de sociedades matriarcales y hábitos territoriales son solo algunas de las dinámicas que los cuidadores han aprendido a manejar con paciencia.

Entre las historias de nacimientos y desafíos, surge la triste pero impactante experiencia del nacimiento de un cachorro de jaguar albino, que aunque único y precioso, no pudo sobrevivir. No obstante, el zoológico también celebra el éxito de haber reproducido gatos de Arabia, un logro que marca un nuevo paso en la resiliencia de especies que enfrentan desafíos de extinción en su hábitat natural.

Con una extensa colección de faisanes, que incluye 35 especies diferentes, Zoo Koki se convierte en un crucial baluarte de la biodiversidad en Europa, mostrando que la conservación y la educación van de la mano en este viaje hacia un futuro más esperanzador para nuestra fauna y flora.