El Tren de los Molinos vuelve a la carga en Criptana y cautiva a turistas con la esencia de La Mancha.
En Campo de Criptana, el Tren de los Molinos ha regresado con fuerza, recibiendo a cien pasajeros provenientes de la estación de Chamartín, en Madrid. Esta iniciativa turística impulsada por el Ayuntamiento ha ofrecido una jornada llena de teatro, gastronomía, vino y Quijote.
El alcalde, Santiago Lázaro, ha destacado la positiva acogida que ha tenido el tren, superando una ocupación del 80% en esta ocasión y manteniendo una tendencia al alza en ediciones anteriores. Este producto turístico ofrece una experiencia bien preparada y consolidada para los visitantes.
Los pasajeros son guiados en una experiencia teatralizada que les sumerge en la historia de Campo de Criptana. La visita incluye paradas en lugares emblemáticos como el Pozo de Nieve y la bodega Castilblanque, además de un recorrido por la Sierra de los Molinos.
El tren, que opera en primavera y otoño, ha demostrado ser un éxito con una alta afluencia de turistas, incluyendo extranjeros que visitan Madrid. Esta propuesta forma parte de un Plan de Sostenibilidad Turística que busca promover el turismo en la región.
Además, se están implementando mejoras en la accesibilidad y digitalización para ofrecer una experiencia de calidad a los visitantes. La iniciativa ha generado riqueza en la zona y promovido la sostenibilidad, convirtiéndose en un atractivo turístico clave para Campo de Criptana.
Bodegas Castilblanque ha sido uno de los colaboradores destacados de esta iniciativa, ofreciendo a los visitantes una experiencia única que combina historia, vino y gastronomía local. La promoción de productos regionales y el apoyo a la economía local son pilares fundamentales de esta propuesta.
El vino, presentado como un alimento más que una bebida alcohólica, se marida con delicias locales como el queso manchego y el aceite de la zona. La importancia de una consumición moderada y su relación con la comida saludable se destacan, vinculando la experiencia del tren con los valores de la cultura y la buena alimentación.
En definitiva, el Tren de los Molinos es un ejemplo de cómo los recursos culturales y turísticos pueden convertirse en productos atractivos y comercializables, promoviendo la historia, la gastronomía y el vino de la región de una manera única y memorab
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