CLM suma 25.552 habitantes en 2023 gracias a un saldo migratorio positivo, posicionándose como la tercera comunidad autónoma en atracción de población.
En un reciente informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), se ha revelado que Castilla-La Mancha experimentó un balance migratorio positivo de 25.552 personas durante el año 2023. De este total, 22.863 individuos llegaron de otros países, mientras que 2.689 se trasladaron desde otras comunidades autónomas. Estos datos, presentados el pasado jueves, destacan el creciente atractivo de la región para nuevos residentes.
Castilla-La Mancha se posiciona así entre las comunidades autónomas con mejores resultados en términos de migración interna, quedando detrás de la Comunitat Valenciana, que lidera el listado con un saldo de 10.827, y del Principado de Asturias, que cuenta con un saldo de 2.814. Esta tendencia sugiere un movimiento positivo en la redistribución de la población dentro del país.
En contraste, las comunidades de Madrid, Cataluña y Andalucía registran los saldos migratorios internos más negativos. Madrid, por ejemplo, reportó un saldo de -16.390, mientras que Cataluña y Andalucía tuvieron -5.171 y -2.570 respectivamente. Esta situación resalta las ventajas que algunas regiones ofrecen en comparación con las más densamente pobladas.
A nivel nacional, el saldo migratorio con el exterior se mantuvo fuerte, alcanzando 642.296 personas en 2023, lo que representa el segundo mejor resultado en la última década, superando notablemente a años anteriores. En comparación, en 2022 se registró un saldo migratorio de 727.005 personas, lo que indica un mantenimiento de la tendencia positiva que ha caracterizado el flujo migratorio hacia España.
El saldo migratorio con el exterior se compone de 1.250.991 personas que llegaron a España (un descenso del 0,6% respecto a 2022) y 608.695 que abandonaron el país, lo que representa un aumento del 14,4% en comparación con el año anterior. Es interesante notar que, del número total de inmigrantes, 1.098.028 eran extranjeros y 152.963 eran españoles, lo que evidencia la diversidad de los nuevos residentes en el país.
Entre los emigrantes, un 79,2% eran extranjeros, mientras que el 20,8% eran españoles. De estos últimos, 81.805 nacieron en España. Las nacionalidades más representativas entre los nuevos inmigrantes en España son los colombianos, marroquíes y venezolanos, quienes buscan mejores oportunidades en busca de un futuro próspero en el país.
En el ámbito contrario, las nacionalidades que más emigrantes registraron desde España fueron rumanos, marroquíes y colombianos. Esta dinámica refleja las complejidades del fenómeno migratorio en el que, a pesar de la fuerte llegada de extranjeros a España, también hay un significativo número de españoles que deciden buscar su futuro en otros países.
Entre los 74.810 españoles que regresaron al país, Cuba, Argentina y Ecuador se destacan como los lugares de origen. Por su parte, los españoles que decidieron emigrar el año pasado lo hicieron principalmente a Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Alemania, lo que denota una clara preferencia por países que ofrecen oportunidades laborales y calidad de vida.
Las cifras a nivel de comunidades autónomas también revelan un panorama interesante, ya que todas ellas presentaron un saldo migratorio positivo con el exterior durante 2023. Comunidad de Madrid, Cataluña y Comunitat Valenciana lideran este aspecto con saldos migratorios muy significativos, mientras que La Rioja, Cantabria y Extremadura fueron las que registraron los saldos más bajos.
En cuanto a los movimientos migratorios internos, Comunitat Valenciana, Principado de Asturias y Castilla-La Mancha figuran como las regiones con los saldos más positivos, por el contrario, las grandes urbes como la Comunidad de Madrid y Cataluña reflejan flujos negativos que podrían estar asociados al alto costo de vida y la búsqueda de mejores condiciones en otras localidades.
A lo largo del 2023, se contabilizaron un total de 1.719.908 migraciones intermunicipales, una cifra que, aunque presenta una ligera reducción del 0,3% respecto al año anterior, continúa mostrando la movilidad de la población dentro de las regiones españolas. En este contexto, es notable que la gran mayoría de las personas que residieron en España lo hicieron en su mismo municipio, sugiriendo un apego a la comunidad local.
Este panorama migratorio, donde las principales ciudades también mostraron saldos migratorios positivos, salvo en unos pocos casos, se convierte en un potente indicador de los cambios socioeconómicos que se están gestando en el territorio español. A medida que se analiza esta dinámica, se hace evidente la necesidad de seguir prestando atención a las políticas de integración y desarrollo que pueden facilitar el enraizamiento de estos nuevos habitantes en sus comunidades.
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