La farmacia atracada se encuentra en una zona céntrica de Cuenca, cerca de la estación de tren y de diversos comercios. Los vecinos y trabajadores de la zona se han mostrado preocupados por la inseguridad que se está viviendo en la ciudad.
Según testigos presenciales, el ladrón llevaba el rostro tapado con un pasamontañas y vestía ropa oscura. Entró en la farmacia amenazando a los empleados con el arma blanca y exigiendo el dinero de la caja registradora.
Afortunadamente, no hubo que lamentar heridos durante el atraco. Los empleados de la farmacia han recibido apoyo psicológico tras el suceso y se encuentran en buen estado de salud física.
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